domingo, 24 de abril de 2016

Aún hay clases...

Leo un artículo de Isabel Coixet  en el dominical del Periódico,en el que relata el resultado de un experimento llevado a cabo por unas estudiantes.Explicado de manera llana y corta, estas estudiantes se propusieron concienciar sobre las diferencias salariales entre el hombre y la mujer...y les costó caro.
Sabido es que ,actualmente, la brecha salarial, tanto en nuestro país como en otros(creo que las chicas son de Canadá),implica que, por el mismo trabajo, una mujer perciba aproximadamente un 25-27% menos de salario.Indignadas por tal discriminación, las estudiantes se pusieron a vender cupcakes hechos por ellas mismas, y les pusieron doble precio:digamos que un euro para los hombres y 55 céntimos para las mujeres.¿Resultado?.Insultos del nivel "puta feminista,cerda,perra..."...entre otras lindezas.
Ninguno de esos machitos que se quejaron de tener que pagar más que una mujer por el mismo producto se paró a pensar en  lo que pagan por una cerveza, ni otras cosas con margen comercial desorbitado,ni puso en tela de juicio el mismo hecho de ganar más por igual trabajo, ni le importó lo más mínimo esta ignominia que se empieza a conocer con el nombre de "·el impuesto rosa",que consiste, en esencia, en que un mismo producto, en versión hombre es más barato que en versión mujer.
Nada de eso importa.Aferrarse a los privilegios por el simple hecho de tener algo que te cuelga entre las piernas parece ser que gana adeptos...¡y es que aún hay clases, que narices!

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