domingo, 26 de junio de 2016

Moda veraniega y otros horrores.

El año pasado fueron los"xoxoshorts",una prenda mínima,consistente en unos pantaloncitos cortos, tan cortos que una casi va enseñando eso que les da su nombre(no sé si es invento de Maite  y mio, que tenemos una buena dosis de ironía y mala leche, u oimos el nombrecito en algún sitio) prenda que  se paga a precio de oro si tenemos en cuenta la poca tela que se usa para su confección...y este año, con el comienzo del verano han empezado a florecer otros horrores ,como las bragas sobaqueras, que son,  básicamente una versión actualizada de los shorts del año pasado, a saber, aumentar hacía los sobacos y disminuir hacía las ingles, con lo cual se consigue un efecto, curioso, por decirlo de una manera suave, en la que se enseña medio culo y si una se apura, casi no hace falta llevar  camiseta porque la cinturilla del mínimo pantalón te puede cubrir las tetas en plan vestido palabra de honor...otro horror que debería reservarse para ocasiones muyyyy especiales,no para ,por ejemplo, una celebración de final de curso de instituto a las tres de la tarde...
Y para acabar con este listado de "outfits"(quien fue el imbécil que se inventó la palabreja),no quiero olvidarme de los tacones "si me caigo de ahí arriba m'esmorro, m'escoño y me mato".Artilugios de tortura que, amén de destrozar los pies ponen a la usuaria en serio peligro de romperse las narices en caso de caida libre...tacones imposibles,plataformones de drag queen y anchos de mujer china con los pies vendados...
¿Soy yo,o la moda pretende convertir,o perpetuar,a la mujer como un mero trozo de carne al servicio de modas estúpidas, absurdas y poco cómodas?.¿Qué diferencia hay entre esas nenitas vestidas como aprendices de meretriz y las que no pueden salir a la calle sin ir tapadas completamente?.Los extremos, una vez más,se tocan...

1 comentario:

  1. No sé cómo pasó, pero el sábado aparecí por el CC Diagonal-Mar y visité un par de locales. Uno de ellos, el Primark al que juro solemnemente no volver jamás. Pues bien, los shorts, pitillos rotos sobaqueros y demás atentados estéticos siguen vendiéndose. El borreguismo no tiene horizonte.

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