viernes, 21 de junio de 2013

Artículo de Elvira Lindo

Leo en uno de los blogs que sigo a menudo este artículo de Elvira Lindo.Es curioso lo que me pasa con esta mujer,no me gusta nada como novelista,es más,considero infumable alguna  de sus novelas,pero me encanta cómo articulista.Sabe decir las cosas claras y sin rodeos, y eso es importante.
Como madre de dos adolescentes(porque el de 20 años también es un adolescente,aún)voy buscando el dónde, el cómo y el cuando...lo que vendría a ser la piedra filosofal, vaya...lástima que la mayoría de progenitores, buscando lo más trascendente, nos olvidamos de que donde se sientan las bases de todo es en las pequeñas cosas del día a día...hoy, después de largo tiempo de no poder compartir una comida de viernes en un McDonalds(ya sé que muchos me colgarían de los pulgares por llevarlos a comer a un sitio tan cutre, pero a ellos y a mi nos gusta...) por motivos de horario de trabajo, que me cambia cada curso,por fin hemos podido ir los tres,más un agregado a tomarnos una hamburguesa juntos...y venía yo pensando cuánto me gusta compartir el tiempo con mis hijos,cómo me va creciendo el amor por ellos día tras día, cómo de importante es que aún quieran estar con mamá...en fín,que de alguna manera los pequeños ritos, los pequeños momentos son lo más grande de una relación,sea del tipo que sea.Y no me enrollo más, reproduzco íntegro el artículo.
 No se desaliente: no tenemos la educación pública que quisiéramos (a pesar de la aireada campaña "ni un niño sin ordenador") pero usted puede enseñar a su hijo a no despreciar el conocimiento. No se desanime: es probable que la buena educación le haga sentir a su hijo como un raro en determinados ambientes, pero superados esos desajustes no habrá en el futuro estrés postraumático. No deje para otros lo que puede hacer usted; no tiene por qué esperar, por ejemplo, a que en los colegios se enseñe a comer saludablemente; sienta como una vergüenza personal que en un país mediterráneo como el nuestro haya niños obesos; actúe, no es tan difícil, se trata sólo de enseñarles a comer como Dios. No se acompleje; no pasa nada porque vigile de cerca a su hijo adolescente, se ha hecho toda la vida sin pensar que se atentaba contra ningún derecho fundamental. No tenga miedo a racionar la televisión. No tenga miedo a asomarse a la habitación de su hijo, no se trata de espiar sino de proteger. No quiera ser como su hijo, no se juvenilice, él necesita sentir que está guiado por adultos. No tema decirle que está en contra del botellón y de los encierros, es bueno que él sepa lo que usted los detesta. Y por supuesto, no se apunte a un encierro por acompañar al niño, ahí sí que está usted perdiendo la cabeza y adiestrándole en la brutalidad. Hágale saber que tiene deberes con la sociedad, y si no quiere usar la palabra "sociedad", por ser algo abstracta, hágale saber que tiene deberes con seres concretos. No se deje estafar por esta especie de catastrofismo que nos arroja a pensar que, como todo es un desastre, nosotros, individualmente, no podemos hacer nada. Su desánimo tiene un componente de imperdonable pereza: si ha tenido hijos, sea padre, sea madre. ¡Ejerza! La mejor herencia que podemos dejar en este mundo grosero es la buena educación.

2 comentarios:

  1. Y es que amigos van a tener muchos, con un poco de suerte algunos para siempre, pero madre solo una así que actuemos, y disfrutemos, como tal Núria.
    Bon cap de semana, llarggggg

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  2. Amiga Nuria, no me digas que la serie de "Manolito gafotas" no te gusta, a mi me resulta desternillante.

    Los padres de hoy han olvidado muchas cosas, la primera es una de las que tu dices: no dejes para otros lo que uno puede hacer.
    Segundo: compórtate como padre y no como "colega" o amigo.
    Tercero: Que no nos apene castigar a nuestros hijos, no confundamos cachete con maltrato.
    Como dice mi juez de cabecera hemos educado a los hijos con muchos derechos y sin ningún obligación.

    Un abrazo.

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