Quieres tener un hijo/a.Te sometes a uno, o más uno, por lo general, tratamiento/s de fertilidad. Y por fin llega.Cuidas ese embarazo como el acontecimiento precioso que es. Pasas los días sin saber si acabar de creértelo...pero a las trece semanas algo empieza a ir mal...y al cabo de poco tiempo llega la noticia que temes, que te aterra: hay una fisura en la bolsa de aguas, tu hijo no nacerá nunca vivo...y además tu misma sufres riesgo de que ese feto que ya nunca tendrá nombre, ni te llamará mamá, ni aprenderá las mil y una cosas que tu estabas deseando enseñarle, ni probará el sabor de tu leche, ni se asomará al mundo protegido por tus brazos, ese feto puede hacerte enfermar gravemente.
Y con una carga de pena que nadie que no haya perdido un embarazo puede entender, te resignas a que te practiquen un aborto...pero resulta que esos hijos de puta que te atienden han confundido el sentido del juramento hipocrático al que tanto bombo dan y se niegan a ayudarte, a practicarte un aborto amparándose en la objeción de conciencia. ¿De qué conciencia? puedo entender que un médico se niegue a practicar un aborto cuando el feto está sano, cuando su estancia en el útero materno es plácida, pero cuando además de que el feto es inviable, la vida de la madre, de esa que también fue una "nasciturus" hace tiempo, corre riesgos, entiendo que negarse a practicarle un aborto es, cuando menos, pasarse el juramento hipocrático, la moral, la ética personal y el más mínimo vestigio de humanidad por el forro de los huevos.
Eso si, le aconsejaron que fuera a una clínica privada...en la que probablemente, muchos de esos que tantos escrúpulos tienen y tanta conciencia de mierda, practicaran los abortos que se niegan a practicar en la Sanidad Pública.
Pues eso, ¡malditos bastardos!