Cuento de navidad:el país donde todo costaba un ojo de la cara.

Érase que se era un país donde todo costaba un ojo de la cara:cuando aún no había crisis, sino una cosa llamada "burbuja inmobiliaria",comprarte un piso te costaba un ojo de la cara,pero como los ladrones bancos te daban créditos alegremente,no importaba, y ¡hala! a pagar a precio de oro una mierda de piso.También los coches,contagiados de la euforia ,costaban un ojo de la cara.Y como parece que en vez de asfalto puro y duro los vehiculos tuviesen que pisar caminos de hierba y tierra, y en vez de cuestas de salida de parking desniveles montañosos,los 4x4 comenzaron a proliferar,el que se compraba un utilitario era el pringao de turno...bello país...

Y un día llegó la crisis, pero todo siguió costándote un ojo de la cara, a veces ya no de manera figurada,sino literal.Así,de una manifestación contra la desvergüenza,el robo,los recortes...podías regresar tuerta.Ponerse enfermo también costaba un ojo de la cara porque tenías que pagar un impuesto revolucionario por cada medicamento,más otra multa si por desgracia necesitabas una ambulancia que te llevase al hospital.Si tenías que divorciarte,pues también te costaba un ojo de la cara...que el matrimonio ha de ser toda la vida, y como dicen los curas "lo que yo he unido no lo separa ni Dios",te costaba un ojo de la cara denunciar cualquier atropello,cualquier estafa...así todo el mundo calladito sin quejarse... 

Se convirtió éste en un país de tuertos...pero ¡oh milagro!.Incluso tuertos seguimos viendo más que los gobernantes, que a pesar de tener los dos ojos a costa del pueblo tuerto,y de tener los bolsillos llenos a costa del pueblo tuerto, y de ganar una pasta por no hacer nada a costa del pueblo tuerto,eran ciegos y sordos y sinvergüenzas.

Llegaron tales informaciones a los oidos de Papa Noel y a los de los tres Reyes Magos, que a pesar de ser monárquicos gastaban maneras de proletario...y todos los culpables de la  burbuja antes y de la crisis ahora recibieron como regalo una gigantesca roca de carbón...y una ordén de desahucio.

(Cualquier parecido de este cuento con la realidad NO es pura coincidencia)

¡Feliz Navidad !